Un diseño arquitectónico imponente, una trascendencia histórica importante, un inmenso valor religioso y admirables patrimonios culturales atesorados en su interior convierten a las catedrales en lugares dignos de contemplación independientemente de las creencias de cada uno. No todas logran relevancia internacional, pero sí le dan prestigio a bodas, bautismos, conciertos y otros acontecimientos que transcurren en ellas.
Estas edificaciones cristianas que funcionan como templo principal o iglesia mayor constituyen la sede del obispo y suelen ser espacios elegidos para el descanso eterno de próceres y personalidades ilustres. En tiempos remotos, en salones internos de esos sitios se daba la liturgia así como también se dictaban clases de latín y teología, entre otras asignaturas. Hoy en día, las catedrales abren sus puertas a los fieles que desean unirse en oración y se mantienen activas con celebraciones religiosas, eventos culturales y visitas guiadas gracias a las cuales se difunden su origen, su estilo y sus rasgos distintivos. Recorrer y fotografiar las mejores catedrales del mundo es una gran motivación para los viajeros que cultivan el turismo religioso con entusiasmo y devoción por hallar en esos entornos una exquisita combinación de historia, arte, arquitectura y religión.
Al momento de planificar una travesía internacional, por lo tanto, aunque no se profese ningún credo conviene averiguar dónde se localizan las catedrales más emblemáticas del planeta para poder acceder a las más cercanas y determinar, en base a preferencias personales y conclusiones propias, cuáles reúnen condiciones suficientes para estar en el podio de las mejores catedrales del mundo.