Hay filmes que disfrutamos tanto como sufrimos. Son aquellas propuestas que, si bien nos entretienen y quedan en nuestra mente por muchos años, también nos generan angustia y nos dan escalofríos. Las mejores películas de terror tienen esa particularidad: brindan grandes momentos y, a su vez, nos incomodan y atemorizan.
Como género cinematográfico, el terror es muy amplio. Algunos directores apuestan por el suspense y por la construcción de atmósferas, mientras que otros eligen exhibir una verdadera carnicería, con litros de sangre que brotan a borbotones en cada escena. En ciertos casos los villanos son sutiles y apenas pueden vislumbrarse, una situación muy distinta a la planteada por cineastas que los presentan en primer plano desde el minuto inicial.
Esa variedad de alternativas hace que definir cuáles son las mejores películas de terror de la historia sea un enorme desafío. La subjetividad, por supuesto, siempre juega, pero además encontramos en este género historias y planteos que son difíciles de comparar entre sí por las notorias diferencias de estilo.
Más allá de estas dificultades, hay filmes que no pueden obviarse y que cosechan elogios y buenas críticas casi sin excepciones. Producciones de hace varias décadas conviven con otras mucho más recientes que, pese al poco tiempo transcurrido desde su estreno, ya se transformaron en clásicos.
Jason Voorhees, Leatherface, Norman Bates, Drácula, Michael Myers, Damien, Freddy Krueger y otros escalofriantes personajes siempre están preparados para producir unos buenos sustos. Solo hay que juntar valor para ir a su encuentro a través de la pantalla…