Los 16 mejores boxeadores argentinos

Es indudable que Carlos Roque Monzón, apodado “Escopeta”, es uno de los mejores boxeadores argentinos de la historia. Incluso puede ubicarse entre los deportistas más destacados del país, sin distinción de disciplina.

En noviembre de 1970, Monzón se consagró campeón mundial mediano de la OMB y de la AMB al vencer por nocaut al italiano Nino Benvenuti. A partir de entonces, defendió su título nada menos que catorce veces: de hecho, se retiró siendo campeón del mundo en 1977.

El récord profesional de Monzón –quien nació el 7 de agosto de 1942 en la localidad santafesina de San Javier– es impresionante: 87 peleas ganadas, 9 empates y apenas 3 derrotas. Fue sumado al Salón Internacional de la Fama del Boxeo en 1990 y suele ser mencionado entre los mejores boxeadores libra por libra (es decir, comparando a todos los pugilistas más allá de su peso).

No se puede dejar de señalar que, además de un gran deportista, Monzón fue un femicida. En 1988 asesinó a quien fuera su pareja, la modelo Alicia Muñoz, siendo condenado a once años de prisión por el hecho. El 8 de enero de 1995, en el marco de una salida transitoria de la cárcel, el boxeador perdió la vida en un accidente automovilístico. Tenía 52 años de edad.

Por momentos parecía que era imposible asestarle un golpe: gracias a sus movimientos rápidos, conseguía evitar casi todos los impactos. Nicolino Felipe Locche, “El intocable”, construyó el éxito de su carrera en base a sus increíbles capacidades defensivas.

Locche, nacido el 2 de septiembre de 1939 en la provincia de Mendoza, alcanzó la gloria el 12 de diciembre de 1968 en la lejana Tokio. Allí, en suelo japonés, se impuso a Takeshi Fuji para consagrarse campeón mundial en la categoría wélter junior (superligero).

Mantuvo su corona hasta 1972. Luego de seis defensas, cayó por puntos frente Alfonso Frazer. Locche buscó recuperar el cinturón al año siguiente, pero no lo logró. Finalmente se retiró en 1976 con un récord de 117 peleas ganadas, 4 perdidas y 14 empates.

En 2003, el Salón Internacional de la Fama del Boxeo incorporó a Nicolino Locche, quien falleció el 7 de septiembre de 2005 a los 66 años.

Oscar Natalio Bonavena, más conocido como “Ringo” Bonavena, nunca fue campeón del mundo. Eso no le impide situarse entre los mejores boxeadores argentinos, aunque es más que eso: se trata de un ídolo amado por millones que, a más de cuatro décadas de su muerte, sigue siendo recordado y aclamado.

Bonavena nació el 25 de septiembre de 1942 en Buenos Aires y se destacó en el amateurismo. En 1965 se convirtió en campeón argentino y no tardó en posicionarse entre los principales boxeadores de peso pesado a nivel internacional.

Eso le permitió enfrentarse a grandes leyendas como Joe Frazier (en dos ocasiones), Muhammad Ali y Floyd Patterson, perdiendo frente a todos pero dejando una excelente imagen. Bonavena se retiró de la actividad profesional con un récord de 68 triunfos, 9 derrotas y 1 empate.

Carismático y de personalidad extrovertida, Bonavena también mostró sus dotes como actor y como cantante. Algunas malas decisiones lo llevaron a involucrarse con la mafia y el 22 de mayo de 1976 fue asesinado a la salida de un cabaret en Las Vegas.

A Marcos “El chino” Maidana posiblemente se lo recuerde por dos derrotas, aunque en ambas ganó más de lo que perdió. En dichos combates, el argentino nacido el 17 de julio de 1983 en la provincia de Santa Fe se mostró a la altura de Floyd Mayweather, Jr., considerado como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.

En la carrera de “El chino”, de todos modos, hay mucho más que enfrentamientos memorables con Mayweather. Maidana fue campeón mundial de la AMB como wélter junior (interino) y como wélter, con triunfos frente a los estadounidenses Victor Ortiz y Adrien Broner y al mexicano Érik Morales, por ejemplo.

Al anunciar su retiro en 2016, Maidana acumulaba un récord profesional de 35 victorias y 5 derrotas. El Premio Olimpia de Oro que lo reconoció como mejor deportista argentino de 2013 y el Diploma al Mérito de la Fundación Konex en 2020 demuestran la relevancia de su trayectoria.

Aunque recién a los 20 años incursionó en el boxeo, Sergio Gabriel Martínez logró construir una carrera sólida hasta convertirse en uno de los mejores boxeadores argentinos.

“Maravilla” Martínez nació el 21 de febrero de 1975 en la provincia de Buenos Aires y, tras destacarse en fútbol, comenzó a boxear con el acompañamiento de sus tíos como entrenadores. En 2000 se instaló en España, donde desarrolló parte de su trayectoria profesional.

Su primer gran éxito lo consiguió en 2003, cuando se consagró campeón mundial superwélter (mediano junior) de la OIB. Cinco años después logró el cinturón de dicha categoría del CMB. Luego se impuso entre los medianos, siendo campeón mundial de la OMB y el CMB.

En ese recorrido dejó victorias épicas, como cuando le quitó el invicto a Julio César Chávez, Jr. en 2012. El puertorriqueño Miguel Cotto lo despejó de su corona en 2014 y “Maravilla”, aquejado por lesiones, anunció su retiro. Sin embargo, en 2020, regresó a la actividad profesional a los 45 años de edad.

Entre los mejores boxeadores argentinos hay grandes exponentes del deporte, pero solo uno ostenta el mérito de haber sido campeón mundial y ganado una medalla de oro en los Juegos Olímpicos: Pascual Nicolás Pérez, nacido el 4 de mayo de 1926 en la provincia de Mendoza.

Apodado “Pascualito”, “El pequeño gigante” o “El león mendocino”, Pérez brilló como amateur, obteniendo la medalla dorada en Londres 1948 a los 22 años. Seis años después, ya como profesional, se transformó en el primer argentino en consagrarse campeón mundial cuando venció al japonés Yoshio Shirai en Tokio y se quedó con el cinturón de la categoría mosca.

Pérez defendió ocho veces su corona, hasta que en abril de 1960 perdió frente al tailandés Pone Kingpetch. Ese mismo año intentó recuperar el título frente al propio Kingpetch, pero volvió a caer.

El boxeador mendocino siguió peleando aunque no pudo volver a los primeros planos. En 1964 se retiró y en 1977 fue incorporado al Salón Internacional de la Fama. Su fallecimiento se produjo el 22 de enero de 1977.

A Luis Ángel Firpo, apodado “El toro de las pampas”, se lo suele considerar como el primer gran boxeador argentino. Nacido el 11 de octubre de 1894 en la localidad bonaerense de Junín, triunfó en los Estados Unidos y protagonizó la llamada “pelea del siglo”.

Firpo se hizo profesional en 1917. Tras competir con éxito en Argentina, Chile y Uruguay, en 1922 realizó su primera gira por el territorio estadounidense. Al año siguiente volvió a Norteamérica y logró enfrentarse a Jack Dempsey por el título mundial de los pesados.

Ante 80.000 espectadores, Firpo tiró a Dempsey afuera del ring de un terrible golpe en el primer round; pese a que el local volvió después de más de catorce segundos al cuadrilátero –y siendo ayudado por los periodistas que cubrían el combate–, la cuenta del árbitro apenas llegó a nueve. Por eso el enfrentamiento pudo seguir y finalmente ganó Dempsey.

Firpo, de este modo, fue el injusto perdedor de la “pelea del siglo”. Luego siguió peleando hasta retirarse en 1936 con un récord de 33 victorias y 6 derrotas.

Campeón mundial en dos ocasiones de la categoría mosca de la AMB, campeón mundial supermosca del CMB, Premio Konex de Platino, tres Olimpia de Oro consecutivos… Santos Benigno Laciar, sin dudas, está entre los mejores boxeadores argentinos de la historia.

“Falucho” nació el 31 de enero de 1959 en Huinca Renancó (Córdoba). Se consagró campeón del mundo por primera vez en 1981 como peso mosca, perdiendo el título ese mismo año. En el ’82 lo recuperó y lo defendió nueve veces. El ’87 fue el año que lo vio triunfar como supermosca, aunque también cedió la corona con rapidez.

79 triunfos, 10 derrotas y 10 empates aparecen en el récord de “Falucho” Laciar, un emblema del boxeo de los años ’80. En 1996, ya retirado, peleó en una exhibición con Diego Armando Maradona, de quien era amigo. Recordado por su apego al entrenamiento y por el cuidado de su estado físico, muchos especialistas consideran a Laciar como un verdadero ejemplo para las nuevas generaciones de boxeadores.

El 18 de agosto de 1967, en Caleta Olivia (Santa Cruz), se produjo el nacimiento de Jorge Fernando Castro. Apodado “Locomotora” o “Roña”, forjó una extensa y exitosa carrera que lo posicionó entre los mejores boxeadores argentinos.

Castro fue uno de los grandes exponentes del peso mediano durante la década de 1990. En el ’94 logró el título mundial al vencer a Reggie Johnson y, tras defenderlo frente a Alex Ramos, protagonizó una de las peleas más recordadas de la historia.

“Locomotora” estaba sufriendo una paliza de parte de John David Jackson; incluso solo podía ver de un ojo. En el noveno round, Castro lanzó “la mano de Dios” y derribó a su oponente, quien luego cayó otras dos veces. Este nocaut forma parte de los hitos del boxeo moderno.

Después de otras dos defensas, cedió el título ante Shinji Takehara. En 2000 y en 2002 peleó por la corona de los cruceros, pero no consiguió el objetivo. Castro finalmente se retiró en 2007 con récord de 130 victorias, 11 derrotas y 3 empates.

Ser campeón mundial es un logro que pocos boxeadores consiguen. Juan Martín Coggi lo logró nada menos que tres veces, siempre en la misma categoría: el peso wélter junior (superligero).

“Latigo” Coggi nació el 19 de diciembre de 1961 en la provincia de Santa Fe. Tras destacarse como amateur, se convirtió en profesional en 1982 y cuatro años después se coronó campeón argentino.

En 1987, “Latigo” accedió al título mundial de la AMB al derrotar al italiano Patrizio Oliva. Lo defendió con éxito en cuatro ocasiones, hasta que cayó con Loreto Garza en 1990. En 1993 volvió a consagrarse campeón del mundo, defendiendo el cinturón nada menos que seis veces en un año. Después de perder con Frankie Randall en 1994, lo recuperó nuevamente en el ’96 ante el mismo rival. Randall, una vez más, lo derrotó meses más tarde.

Coggi se retiró del boxeo profesional con 75 victorias, 5 derrotas y 2 empates. Entre los reconocimientos que obtuvo por su trayectoria sobresalen dos diplomas de la Fundación Konex y tres Olimpia de Plata.

Jose María Gatica, más conocido como “El mono”, creció en la pobreza y aprendió a pelear en la calle. De los combates informales con apuestas clandestinas pasó al boxeo profesional, donde forjó un excelente récord.

Nacido el 25 de mayo de 1925 en Villa Mercedes (San Luis), tenía 7 años cuando llegó con su familia a la ciudad de Buenos Aires. Trabajó como lustrabotas y en muchas oportunidades tuvo que defender su lugar en la estación ferroviaria de Constitución a los golpes: su destreza llamó la atención de un empresario, quien lo acercó al boxeo.

A fines de 1945, Gatica debutó como profesional, ganando por nocaut en el primer round. Dueño de un estilo agresivo y de un gran carisma, consiguió el apoyo del presidente Juan Domingo Perón para viajar en 1951 a Estados Unidos en busca del título mundial de los livianos, pero no tuvo éxito en la gira previa.

Perseguido por ser peronista, la dictadura instaurada en 1955 le quitó la licencia para boxear. Gatica volvió a la pobreza y murió el 12 de noviembre de 1963 al ser atropellado por un colectivo. Dejó una marca de 86 victorias profesionales, 7 derrotas y 2 empates.

Campeón del mundo en dos ocasiones, medallista panamericano e integrante del Salón Internacional de la Fama, Víctor Emilio Galíndez hizo méritos más que suficientes para ser considerado como uno de los mejores boxeadores argentinos. Nacido el 2 de noviembre de 1948 en Vedia (provincia de Buenos Aires), era conocido como “El leopardo de Morón”.

Galíndez gozó el privilegio de haber sido el primer campeón mundial nacido en Argentina que se consagró en su propio país. El 7 de diciembre de 1974, en el legendario estadio Luna Park de la ciudad de Buenos Aires, venció a Len Hutchins y consiguió el cinturón del peso semipesado o semicompleto de la AMB.

Tras diez defensas, perdió el título en 1978 frente a Mike Rossman, pero lo recuperó al año siguiente. Luego cayó ante Marvin Johnson y tras otra derrota se retiró del boxeo. Su récord profesional fue de 55 victorias, 9 derrotas y 4 empates.

Cabe destacar que, antes de ingresar al profesionalismo, Galíndez obtuvo la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 1967 y participó de los Juegos Olímpicos de 1968. Luego del boxeo incursionó como copiloto en el automovilismo, actividad que le terminó costando la vida: el 26 de octubre de 1980 fue atropellado en el circuito de 25 de Mayo, muriendo a los 31 años.

Omar Andrés Narváez nació el 7 de octubre de 1975 en Trelew (Chubut). Se hizo profesional a fines de 2000 y, desde entonces, estableció varios récords.

Como amateur participó de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y de Sídney 2000. En 2002 se convirtió en campeón mundial del peso mosca de la OMB; ocho años después, se consagró como supermosca, también en la OMB, reinando hasta 2014.

Narváez logró estar invicto durante más de diez años. Es el boxeador argentino con mayor cantidad de defensas ininterrumpidas de un cinturón mundial (dieciséis) y el boxeador sudamericano que más veces peleó por un título mundial (treinta y una). Además, junto al mexicano Julio César Chávez, ostenta la marca de defensas de títulos en diferentes categorías (veintinueve).

La Fundación Konex, en 2010, le concedió el Premio Konex de Platino. De este modo reconoció a “El huracán” Narváez como el mejor boxeador argentino de la década.

Horacio Accavallo fue cartonero, lustrabotas y botellero antes de triunfar como boxeador. Nacido el 14 de octubre de 1934 en Lanús, “Roquiño” incluso llegó a trabajar en un circo.

A Accavallo le llevó tiempo alcanzar la cima. Tenía 31 años cuando, en 1966, venció al japonés Katsuyoshi Takayama y se quedó con el cinturón mosca del CMB y la AMB.

Accavallo realizó tres defensas exitosas y decidió retirarse en el ’68 con el título en su poder. Su récord profesional fue de 75 victorias, 2 derrotas y 6 empates. En 1980, la Fundación Konex lo distinguió como uno de los mejores boxeadores argentinos de todos los tiempos.

Los expertos destacan la inteligencia de Accavallo: no se arriesgaba por demás, lograba administrar su energía con precisión y siempre lograba descubrir la manera adecuada de lastimar a su oponente. Esa misma inteligencia lo llevó a retirarse en la cumbre antes de la inevitable decadencia y le permitió gestionar con eficiencia el dinero acumulado a lo largo de su trayectoria para no volver a pasar penurias económicas.

El Olimpia de Oro es el premio más importante del deporte argentino. En 1994, la estatuilla quedó en manos de Julio César Vásquez, boxeador nacido el 13 de julio de 1966 en Santa Fe.

“El zurdo” Vásquez ingresó en el profesionalismo en 1986. Seis años después consiguió el título mundial del peso superwélter (mediano junior) y lo defendió en diez ocasiones. En el ’95, Pernell Whitaker le arrebató la corona, que recuperó ese mismo año al vencer a Carl Daniels con el “nocaut del año” según la elección de la revista The Ring.

Siete meses más tarde, Laurent Boudouani lo venció. Vásquez no pudo regresar a los primeros planos del boxeo internacional, aunque continuó peleando hasta 2009. Al retirarse, tenía una marca de 68 triunfos, 13 derrotas y 1 empate.

Además del Olimpia de Oro, “El zurdo” fue galardonado con el Konex de Platino en 2000 ratificando su reconocimiento como uno de los mejores boxeadores argentinos.