Los orígenes del anime se remontan a comienzos del siglo XX: por entonces surgieron las primeras animaciones realizadas en Japón. Hoy se conoce como anime a cualquier serie animada nacida en el territorio japonés, ya sea con dibujos hechos a mano o realizada de manera digital.
Es imposible no asociar los anime al manga: es decir, a las historietas japonesas. De hecho, muchos cómics luego se convierten en anime, con lo cual el público tiene a su disposición las historias en dos formatos diferentes.
La mayoría de los mejores anime de la historia, en este marco, surgieron como mangas. Ese es el caso de “Dragon Ball”, “Death Note” y “Fullmetal Alchemist”, entre muchos otros. Con “Neon Genesis Evangelion”, en cambio, se dio el proceso inverso (del anime se pasó al manga).
Otro origen posible de los anime se encuentra en los videojuegos. En ese terreno nació “Pokémon”, que alcanzó un gran éxito a nivel mundial como propuesta de animación.
La acción, el terror, la comedia, la ciencia ficción, el deporte y las aventuras son algunos de los géneros que se desarrollan en el anime. Las tramas, en tanto, son muy variadas y pueden llegar a destacarse por su complejidad.
Es indudable que, más allá de las preferencias individuales de cada espectador y de las características distintivas de cada uno de estos productos, los mejores anime de la historia lograron convertirse en un negocio millonario y dejar una huella cultural en varias generaciones. Su impacto, por supuesto, trasciende las fronteras de Japón.