Los 20 mejores guerreros de la historia

Ragnar Lodbrok vivió en el siglo IX y fue un rey legendario de Suecia y Dinamarca, famoso por su rudeza y sus actos belicistas.

Los Vikingos fueron las últimas tribus bárbaras germanas. Su paso por las ciudades venía acompañado del asedio y la crueldad. Además, eran importantes comerciantes y artesanos. El rasgo paradójico de su crueldad es que muchas veces, luego de arrasar con un pueblo dejaban una pequeña suma de dinero o bienes, como compensación a sus víctimas.

A Ragnar Lodbrok se le conoce principalmente por haber liderado las expediciones vikingas y arrasando con ellas ciudades enteras de la Europa cristiana. Como él se consideraba un descendiente del dios Odín, no tenía ningún problema en aniquilar a todos aquellos que profesaran otras creencias, puesto que se sentía protegido por su propia herencia. Su violencia y su capacidad en el campo de batalla lo han convertido casi en un héroe mitológico.

Leónidas I fue uno de los mayores guerreros de la historia. Fue hijo del rey Anaxandridas y es recordado porque dirigiendo a un pequeño grupo de soldados griegos en el 480 a.C, consiguió defender la ciudad de la invasión persa, en la batalla de Termópilas.

La fuerza militar del estado espartano es conocida por todos. Era un ejército poderoso, formado por todos los ciudadanos del territorio: la obligación de todos los espartanos era defender la ciudad de los ataques enemigos. Desde niños, los espartanos eran adiestrados en una rutina de combate sumamente exigente. Por eso el mundo entero tenía terror a los espartanos.

Eran bravos y no tenían piedad. Y en la antigua Grecia se decía de ellos que uno sólo de sus hombres valía lo que varios en cualquier otro ejército; tanto es así que siendo un ejército de cientos de soldados consiguieron vencer a tropas formadas por miles de hombres.

Si nos centramos en las fuerzas militares más poderosas del siglo XVI y XVII no podemos olvidarnos de los Tercios de Flandes. Un grupo militar que ayudó a los reyes de Castilla a mantener sus dominios y a establecer el Imperio Español.

Su valía estaba relacionada con su inmensa resistencia en el campo de batalla y su bravura a la hora de enfrentarse a los enemigos. El nombre le viene porque era el ejército gestionado por la dinastía de los Habsburgo en los Países Bajos Españoles y que, posteriormente sería aprovechado para mantener la soberanía de la Monarquía Hispánica tanto en las provincias de esa región como en la península ibérica.

65.000 guerreros eran los integrantes de los Tercios de Flandes, lo que suponía tropas de los Países Bajos, Alemania, España y otros países europeos con quienes la Corona Española tuvieran acuerdos militares. Se los sigue recordando como los grandes defensores de la monarquía en una época decisiva de la historia.

La Edad Media fue tiempo de sangre y crueldad. En este período encontramos a los Templarios, una orden militar fundada en torno al 1118 por nueve caballeros franceses con el objetivo de que acompañasen a los cristianos que peregrinaban a Jerusalén.

Poco a poco, sin embargo, fueron creciendo convirtiéndose en un grupo bélico temido por todo Europa. Defendían la cristianización de todo el territorio imponiendo dicha idea a fuerza de guillotina y con el aval de la Iglesia Católica. La orden era amplia: un gran cuerpo de militares y un conjunto de administrativos, que organizaban la economía del grupo. Se cree que fundaron estrategias económicas avanzadas a su tiempo que podrían ser el punto de partida de los bancos modernos.

La insignia de los Templarios era una gran cruz roja pintada sobre un manto blanco. Fueron los principales responsables de las Cruzadas, gestionadas desde el Vaticano para eliminar a todos aquellos que no aceptaran la fe cristiana como única verdad.

Los guerreros de Odín, también denominados «Berserker», eran los vanguardistas de las tropas vikingas. Acudían al combate con inmensas hachas que debían cargar con ambas manos; no podían, por tanto, usar escudo ni armadura.

A pelo se enfrentaban a los enemigos a hachazo limpio. Eso sí, antes de la batalla tomaban un brebaje con propiedades alucinógenas que les permitía soportar mejor el dolor y el miedo al provocar en ellos un aumento extremo de la ira. Ese estado alterado de la conciencia se consideraba un poder otorgado por Odín para combatir mejor y les daba el impulso para morir con honor con la esperanza de llegar al Valhalla, la sala de los caídos, donde moraban aquellos luchadores elegidos por Odín como héroes.

Existen muchísimas leyendas en torno a estos guerreros; casi todas coinciden en que un berserker tenía la fuerza de 10 hombres juntos y que incluso podían convertirse en osos o lobos para combatir.

Los cuāuhpipiltin (en Náhuatl clásico) que se traduce como guerreros águilas, pertenecieron al Imperio Mexica y su función era proteger al pueblo de los enemigos.

Desde pequeñitos recibían un fuerte entrenamiento en el mundo de la guerra, así como una profunda educación en otros campos. Para que un joven pudiera formar parte del grupo de águilas debía realizar el rito de paso, que consistía en capturar un prisionero y ofrecerlo en sacrificio a los dioses. Cumplido esto se incorporaba a los guerreros águilas.

Usaban diferentes armas (arco y flecha, lanzas y lanzadardos). Pero seguramente lo más llamativo de sus tácticas bélicas es que sabían mantener una estrategia de sigilo, sorprendiendo a sus enemigos y consiguiendo eliminarlos uno a uno levantando pocas sospechas.

En la historia de las conquistas sin lugar a dudas los guerreros águilas ocupan un lugar importante, por haber sabido defender a su pueblo de los abusos coloniales.

Otro cuerpo fundamental de las guerras de la historia fueron los centuriones. Encontramos varios luchadores en este grupo que han pasado a la historia. Sempronio Denso es recordado por ser el único hombre en quedarse junto a su emperador, Nerón, para defenderlo de sus enemigos. Cuando el resto de los centuriones de la Guardia Petroriana abandonaron el lugar para salvar sus propias vidas, Denso decidió quedarse y morir por Nerón.

Un centurión romano era un guerrero con una educación variada en administración y combate, para poder hacer frente a los momentos difíciles de la forma más adecuada. En el combate, el centurión se ubicaba a la derecha de la primera fila mientras que el optio iba en la retaguardia: de este modo evitaban la desbandada de la tropa y podían cubrir eficientemente los relevos.

La Guardia Pretoriana hizo grandes estragos en el continente europeo, consiguiendo que el mundo entero les temiera.

Miyamoto Musashi fue un destacado guerrero del Japón feudal. Escribió además El libro de los cinco anillos de conocida popularidad. Fue un personaje importante en la batalla de Sekigahara, en la que el poder pasó de manos de Hideyoshi (para quien Musashi peleaba) a Leyasu.

Pero su duelo más importante fue el de la isla de Ganryu, en el 1612. Se enfrentó al invencible Sasaki Kojirō y consiguió vencerlo con una espada de madera que él mismo talló. Los samuráis fueron antiguos guerreros del Imperio Japonés con grandes habilidades con la espada y un talento innato para el combate. Gracias a su extraordinario trabajo supieron defender el país y también colaborar con la ampliación de sus fronteras.

El samurái es uno de los arquetipos fundamentales de la historia del país. En parte simbolizan el honor y la lealtad, dos cualidades que estos guerreros demostraron en la vida y en la guerra.

La Caballería pesada inglesa tuvo una gran popularidad en el siglo XIII. Algunos de los mejores guerreros se encontraban alistados en sus tropas. Tal es el caso de Sir Galahad, hijo del famoso Lancelot. A diferencia de su padre, Galahad fue fiel al reinado de Arturo y se lo considera uno de los Caballeros perfectos.

Se cree que los Caballeros ingleses aniquilaron de forma eficiente a sus enemigos convirtiéndose en algunos de los guerreros más temidos de la historia. El gran acierto de su estrategia consistía en acorazar tanto a hombres como a caballos, para permitir así una mayor resistencia. Esto les restaba velocidad pero les ofrecía una gran capacidad de ofensiva en el cuerpo a cuerpo.

Entre los Caballeros del rey Arturo Galahad será recordado por haber encontrado el Santo Grial, aunque dicho hallazgo haya acabado con su vida, según cuentan las leyendas. Se dice que al hallarlo vivió una especie de convulsión mística, que lo elevó en cuerpo y alma al cielo.

La reina Artemisia I de Caria es una de las guerreras más recordadas de la historia. Luchó junto a Jerjes I, rey de Persia, en las guerras Médicas, y dirigió sus barcos en las batalles navales de 480 a.C. Según Heródoto, era la única líder militar persa, con una gran valentía y un talento innato para el combate.

Su implicación en la Batalla de Salamina fue sumamente significativa. Aunque aconsejó a Jerjes I que iniciara una ofensiva terrestre y marítima y atacaran así Corinto, donde las tropas griegas se hallaban acantonadas, éste rechazo su propuesta. No obstante, Artemisia luchó a su favor y lideró el avance de cinco naves como aliada persa. La batalla se perdió pero Artemisia ganó un lugar en la historia.

Artemisia es la protagonista de la novela Creación de Gore Vidal, una contundente novela que nos muestra con claridad el fascinante proceso de construcción de la civilización.

Los guerreros Ming eran un cuerpo de soldados que defendían al Emperador de la dinastía que les da nombre. Fueron, además, quienes construyeron la Muralla China para detener el avance de los mongoles sobre el país. Eran guerreros muy hábiles y ágiles y sumamente leales al Emperador.

La Dinastía Ming fue la penúltima de China, detentó el poder entre los años 1368 y 1644, destronando para ejercer su puesto a la dinastía mongol Yuan y plantando su gobierno en la ciudad de Pekín. Durante el reinado de los Ming se construyó una flota amplia, la muralla y un gran canal. Durante este período, se estima que la población china llegaba a los 200 millones de personas.

Entre sus acciones en el campo de batalla se les destaca por haber sabido escabullirse con facilidad en el territorio de los enemigos y, sorprendiéndolos, conseguir derrotarlos.

Se los considera un cuerpo bélico sumamente innovador en las técnicas de combate, donde fusionaron las artes marciales con las estrategias de combate tradicionales.

Rusia ha tenido a lo largo de su historia fascinantes guerreros, que han sabido darle a la historia del país una intensidad sin igual. Si pensamos en ellos no podemos dejarnos fuera al gran Iván Susanin.

Susanin es un personaje fundamental en la historia rusa. Se lo considera un santo mártir que fue capaz de arriesgar su vida por el país, en el siglo XVII. Su gran hazaña fue conseguir despistar a los enemigos que intentaban dar caza a Mijaíl Romanov; pagó con su vida, pero su causa no se vio perjudicada.

Si Susanin no hubiera arriesgado su vida, Polonia habría conseguido invadir rusia y el destino del país habría sido otro bien distinto. De ahí que se le considere una especie de salvador.

Ivan Susanin es un personaje recurrente en la obra de Gogol y está presente en muchos de los textos de literatura rusa clásica. Mijaíl Scotti tiene un famoso cuadro que se llama «Muerte de Iván Susanin».

En la rusa medieval encontramos los bogatyr, para quienes existen muchos poemas épicos y relatos tradicionales. Entre ellos encontramos a Ilyá Muromets, que ha ganado un lugar inconfundible en la historia.

Ilyá Muromets pertenecía a una tribu rusa eslava (Rus de Kiev) Entre las peculiaridades de su vida se cuenta que no pudo andar hasta los 33 años a causa de enfermedad y que milagrosamente pudo aprender al encontrarse con dos peregrinos extraños. Al recuperar esta habilidad, Ilyá se propuso dejar huella y se dirigió a Kiev para unirse a la defensa del príncipe Vladímir Sólnyshko. De camino a esta ciudad defendió solo la ciudad de Cherníhiv de la invasión tártara y posteriormente asesinó a Solovéi el Bandido, un monstruo que mataba a los viajeros con su potente silbido.

Muchas otras leyendas se cuentan de este guerrero. Junto a Dobrynia Nikítich y Aliosha Popóvich fue inmortalizado en «Bogatýrs» por el pintor Víktor Vasnetsov.

Septimia Bathzabbai Zainib, conocida históricamente como Zenobia, fue reina del Imperio de Palmira entre los años 267 y 272. Fue líder de la campaña de sublevación del reino de Palmira contra el Imperio Romano. Gracias a sus extraordinarias dotes de liderazgo consiguió construir un territorio que abarcaba desde Asia Menor hasta Egipto.

Desde que comenzó su reinado, Zenobia engrandeció la ciudad de Palmira, fortificándola para ponerla a salvo de las invasiones. Una ciudad llena de hermosos templos, columnas corintias y unos edificios arquitectónicos fabulosos.

Poco a poco Zenobia fue creando un ejército poderoso, con el que consiguió conquistar gran parte de Egipto, Anatolia, Calcedonia y Siria. Se la conocía como la «reina guerrera del Este» y todos los que tenían que enfrentarse a ella temían por sus vidas.

Es también la protagonista de importantes obras de la literatura como La ciudad de las damas de Christine de Pisan, La gran Cenobia de Pedro Calderón de la Barca y La reina de las caravanas de Tessa Korber.

Quizá el guerrero más temido de la antigüedad. Un hombre corpulento que atemorizó durante mucho tiempo a los enemigos del Imperio Persa. Formaba parte de la Inmortal Persa.

Los inmortales, también denominados Melóforos, eran un regimiento de infantería formado por 10.000 hombres. Llevaban un escudo enorme para cubrir el cuerpo, tiaras en la cabeza y corazas para evitar el alcance de las lanzas enemigas. Para luchar usaban lanzas, flechas y puñales y tenían muchísima habilidad en el cuerpo a cuerpo porque la exigencia fundamental para formar parte de este grupo era contar con una estatura y un peso superior a la media. Se los denominaba inmortales porque cuando uno de ellos caía en el campo de batalla era reemplazado inmediatamente por otro, dando así la idea de que no morían.

Cuando el Imperio Persa abarcaba todo Egipto y parte de Afganistán, los inmortales comenzaron a ser temidos por todo el continente. Sobre Baivarabam existen muchísimas leyendas; se lo considera uno de los fundamentales referentes de la Inmortal Persa.

Quizá Juana de Arco sea la guerrera más valiente y popular de la historia. Nació en Francia en torno al año 1412 y fue asesinada por sus ideales. Fue un personaje fundamental en la Guerra de los Cien Años.

Juana de Arco aseguraba haber tenido visiones en el que recibió instrucciones de diversos santos para que liberara a Francia de la dominación británica, ayudando así al rey Carlos VII. Al poco tiempo de que Juana estuviera sirviendo al ejército, tuvo lugar el asedio de Orleans, donde comenzó a labrarse una fama que la acompañaría toda la vida.

Juana de Arco fue una mujer absolutamente rebelde: se vistió de soldado y atravesó el territorio borgoñés con absoluta valentía. El destino no estuvo de su parte: fue apresada por algunos partidarios de la corona británica que la entregaron a las autoridades. El 30 de mayo de 1431 fue asesinada: fue quemada viva en una hoguera y sus cenizas fueron arrojadas al río Sena.

Quizá Napoleón Bonaparte sea uno de los emperadores más populares de la historias. Pero sin duda todos sus méritos serían arena si no hubiera contado con valientes guerreros a su mando.

La Infantería napoleónica presentó cambios estructurales a los ejércitos conocidos hasta ese momento. El ejército francés se dividió en diversas tropas, y cada una de ellas contaba con un cuerpo de artilleros, caballeros y uno de Infantería. Y fueron éstos los más bravos guerreros que vio su reinado.

La Infantería napoleónica estaba formada por diversos cuerpos que, dada su agilidad, le permitían al resto del ejército ganar ventaja. Los principales eran los fusileros (iban delante de todo y abrían fuego contra el enemigo sin perder la formación) y los cazadores (hostigan al enemigo con avances y ataques rápidos para intentar romper sus filas). Granaderos, voltigeurs y carabineros eran los cuerpos restantes.

La Infantería napoleónica portaban fusiles, carabinas y mosquetes y durante muchos años fueron el terror de Europa.

Si nos vamos a un período más moderno nos encontramos a Liudmila Pavlichenko, una fascinante francotiradora de la Unión Soviética, que se hizo famosa durante la Segunda Guerra Mundial.

Nació en 1916 en Kiev. Fue una historiadora y francotiradora letal del Ejército Rojo. Sus disparos certeros le sirvieron para ser apodada por los periodistas «Lady Muerte». Asesinó a 309 soldados alemanes y consiguió eliminar también a los más treinta francotiradores alemanes que fueron enviados para asesinarla.

En el Ejército Rojo había más de 2000 francotiradoras, 500 de las cuales sobrevivieron a la guerra. Pavlichenko se hizo muy conocida al finalizar la guerra por ser invitada por el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, a visitar la Casa Blanca: fue la primera persona con ciudadanía soviética en ser recibida en la casa de gobierno norteamericana.

Liudmila Pavlichenko ha sido una fuente de inspiración para canciones y poemas, y su imagen estuvo en dos sellos postales soviéticos.

El subtítulo para hablar de Tamerlán debería ser «el hombre que aniquiló a 17 millones de personas», que en ese momento (siglo XIV) equivalía al 5% de la población mundial.

Su nombre comenzó a hacerse notar en torno al 1350, por ser uno de los líderes de un grupo de bandidos que arrasaban los poblados, asesinando a las personas y robando todas sus posesiones. Este grupo, que en los inicios estaba compuesto por cinco jinetes llegó a estar formado por 200.000 hombres, todos ellos a las órdenes del temidísimo Tamerlán.

En treinta años Tamerlán consiguió reinar en un extenso territorio que iba desde Siberia hasta el mar Mediterráneo. Fundó Samarcanda y consiguió convertirla en una ciudad poderosa. Además, cuando arrasaba en las ciudades y poblados tomaba prisioneros a los artistas y los llevaba a su ciudad, porque estaba muy interesado en que, además de la guerra, el arte ocupara un lugar fundamental en la idiosincrasia de su pueblo.

Si viajamos al siglo VIII encontramos a los gurkas, un grupo de guerreros de Nepal que lucharon en diversas guerras en toda Asia e incluso llegaron a enfrentarse a los británicos.

Tan valientes y audaces eran que, pese a haber sido vencidos por los ingleses, éstos decidieron formar brigadas gurkas dentro del ejército británico para incorporarlos a sus tropas.

Durante mucho tiempo han combatido al servicio de la Corona británica, no sólo en el pasado. También han estado presentes en la Guerra de Malvinas, las dos guerras mundiales y la Guerra de Afganistán.

Tienen una gran resistencia física y son muy hábiles en combate, demostrando contar con una mirada fría, que les permite hacer su trabajo sin dudar.

El arma popular de los gurkas es el kukri, una especie de machete de hoja curva sumamente eficiente en el cuerpo a cuerpo. Si estás peleando y avanza un gurka hacia ti, teme por tu cabeza.